sábado, junio 24, 2006

Fahrenheit 451


Este artículo constituye un pequeño resumen del comentario de texto que publiqué hace unos meses en mi página personal.


No resultaría pretencioso afirmar que Farenheit 451 se ha convertido ya en un clásico de la literatura, no sólo de ciencia ficción, sino universal. Dejando a un lado la pura anécdota del libro, que todos recordamos con reminiscencias cervantinas y quijotescas, el autor plantea una obra seria y rigurosa con un tema trascendental que pervive todavía hoy en nuestra sociedad. Porque a diferencia de otros muchos libros que fracasan o no logran abordar correctamente su mensaje, Farenheit 451 resulta tan demoledor en su planteamiento como en el contenido. La idea no se encuentra oculta detrás de la anécdota, al contrario, el tema arde entre las páginas como un fuego que es imposible ignorar y que calienta al lector hasta el final.

Muchos tienen en mente la anécdota que destaca entre las páginas de la novela; bomberos que dedican su empeño en quemar libros porque la lectura está prohibida en esa sociedad. No hay duda de que la imagen es, por decirlo de algún modo, imborrable, especialmente para aquellas personas que aman la literatura y disfrutan con ella. Bradbury consigue de esta forma tensionar al lector, casi ofenderle con una idea agresiva y descarada que ataca los propios cimientos de nuestra sociedad. Por que si hay algo que nos distingue de los animales a parte del lenguaje hablado, es también el lenguaje escrito y la transmisión de conocimientos por placer o por necesidad. ¿Qué nos deja una sociedad sin libros? Aquí, en esta pregunta, reside la importancia de la anécdota y da el pistoletazo de salida para el hilo argumental de la novela.

El tiempo se sitúa en una sociedad futura descrita con el suficiente detalle para que nos parezca distinta, si bien muchas descripciones nos resultan familiares en comparación con la nuestra y ayudan al lector en la comprensión de ese mundo. La historia se narra en un plazo de tiempo no superior a una semana, aunque gran parte de la acción se sitúa en dos o tres días que van desde la incineración de la anciana y sus libros, hasta la huida hacia el bosque del protagonista.

El espacio se limita una ciudad, de la que no sabemos su nombre sólo que está cerca de un río y un bosque que lleva al centro del país. Sabemos, eso sí, que la acción transcurre en Estados Unidos y que ese país se encuentra al borde una guerra. Los lugares que utiliza el autor de la novela son variados y están bien detallados, la casa del protagonista, el cuartel de bomberos y las calles de esa ciudad.

La novela gira entorno de varios temas importantes, pero si hay uno que destaca, por encima de otros, es la necesidad que tiene el alma humana en progresar, evolucionar por encima de las convenciones que le rodea hasta encontrar la felicidad. Esta idea, de honda insatisfacción, se percibe con rotundidad en el personaje de Guy Montag, el bombero rebelde que desconoce los auténticos motivos que le impulsan a salvar libros de la quema. No empieza esa tarea por un sentido noble de justicia o rebeldía intelectual; lo hace por motivos tan simples como infantiles, la curiosidad y la necesidad de sentirse vivo. Cuando sospecha que hay algo más a parte de su vida, algo que escapa al control de lo establecido, le resulta imposible dar marcha atrás y retomar su antigua vida.

Mezclado entre las páginas, también descubriremos ideas sugerentes y atractivas, como la lucha del individuo frente a la sociedad establecida; la necesidad de cuestionarse un modelo de felicidad general que aborrece la singularidad de las personas y tiende a la homogeneización del grupo. Estas ideas no son lejanas, sino que podrían aplicarse hoy a la sociedad de inicios del siglo veintiuno. De ahí que la novela de Bradbury tenga tanta fuerza hoy como entonces.

Y por supuesto, no puedo olvidar hacer una referencia explícita a la censura que padece la sociedad descrita en la novela. Aunque Bradbury insiste en su prefacio de 1993 que fue su amor a los libros y a las bibliotecas los que le llevó a escribir el libro, la misma idea de censura y prohibición parece anecdótica cuando la comparamos con la insatisfacción del protagonista. La idea de privación de libertades está perfectamente clara en cada una de las páginas y constituye un elemento clave en la filosofía de la novela. El autor es inmisericorde con esa sociedad, la cual describe con dureza y acaba destruyendo; pero no radica ahí la importancia de la historia, sino la actitud que los distintos personajes presentan ante ésta. Bradbury nos describe una forma de censura, pero nos habla de la lucha frente a la frustración humana. Nos habla de cambio y del ostracismo de un ciudad incapaz de avanzar, prisionera de su falsa felicidad y que destruye su futuro, página a página, con cada incendio. El autor nos describe el efecto de la quema de libros en esa sociedad y es en ese efecto, no en la causa, donde se entretiene hablando al lector de las pasiones humanas; las grandezas y bajezas, la soledad y la búsqueda de algo más, que bien podríamos llamar felicidad. En el fondo, los libros resultan una metáfora que hace referencia al conocimiento humano y la necesidad de expresarse. Acabaremos identificando las páginas de cada libro quemado con sentimientos, sensaciones e ideas que se consumen a cuatrocientos cuarenta y un grados kelvin, dando título al libro.

Ya como último comentario de esta parte y a título personal, no puedo dejar pasar la oportunidad de hablar de la quema de libros como símbolo de destrucción para una sociedad. Hace algunas generaciones, la Santa Inquisición abogó por la quema de libros como método útil y ejemplar frente al ateísmo y la herejía. Si alguien no podía leer aquellas ideas, tampoco podría estudiarlas. La metáfora de la pira como elemento de destrucción de libros no debe extrañarnos como si fuera una apuesta desesperada del autor en un futuro, porque ya ha ocurrido. La Iglesia en el pasado ha utilizado los mismos métodos para luchar contra aquellas ideas que parecían alejarse del dogma de la fe. No funcionaron entonces, Bradbury tampoco las hace funcionar en su obra y eso es remarcable. El autor no ejerce un paralelismo consciente entre ambas situaciones, pero la realidad es que existen semejanzas que se intuyen y no se dicen. El reflejo de una sociedad anclada en el conservadurismo que lucha con todos los medios a su alcance para perpetuarse en el inmovilismo resulta familiar. Una sociedad con normas tan ridículas como auténticas, juzgando o diciendo qué puede hacerse y qué no, lo que está bien y lo que está mal, por absurdo que nos parezca a nosotros como lectores resulta visible entre las páginas de Fahrenheit 451.

El final contiene una fuerza extraordinaria. Creo que se muestra acorde con la idea que el libro transmite, pero produce sensaciones tan agradables como insatisfactorias. Se trata de un final abierto, cargado de esperanza y tristeza al mismo tiempo. El mérito es del autor, de eso no tengo ninguna duda, porque no cae en la facilidad de hacer de Montag un mártir, ni un héroe. Convierte al protagonista en un luchador, en uno más de los vagabundos que guardarán parte de los secretos de la humanidad en su mente. No habrá grandes alabanzas, ni honores para él por haberse enfrentado a sus inquietudes y derrotado a una ciudad entera, con sabueso incluido. De una forma estéticamente perfecta, Montag se convertirá en un libro. La ironía no debe ser tomada a la ligera, pues se convierte en aquello que ha destruido desde que tenía veinte años. De forma consciente, los libros regresan a su estado inicial, la transmisión oral; porque es allí donde iniciaron su camino y es ahí donde no pueden ser destruidos. No sobrevivirán todos, pero el mensaje del autor nos dice que quizás sobreviva lo suficiente para hacer un nuevo mundo, mejor y más inteligente que el actual. La sociedad que no aprende de sus errores, está condenada a repetirlos; la fuerza de la humanidad está en las personas y no en los libros. El avance de todos se relaciona con la interpretación del conocimiento adquirido y de hacer un buen uso de los libros que se tienen.

Publicado orginalmente aquí:

Podéis bajaros el documento en formato pdf:

El libro puede ser adquirido en cualquier libería. Animo a cualquiera que lo lea. No es excesivamente largo y tiene la virtud de hacerte pensar.

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