domingo, julio 02, 2006

Reflexiones de la Primera Temporada Expediente X


El episodio piloto jugó al despiste con los espectadores días antes de emitirse y, bajo mi punto de vista, sólo sirvió para dar una publicidad que, a la larga, se demostraría innecesaria. Se anunciaba como si fuera una especie de documental, probablemente con la intención de atraer a un público con mentalidad más abierta y no sólo a los seguidores de ciencia ficción. Me gustaría recordar que el primer episodio se anuncia como si estuviera basado en hechos reales. Tal vez funcionara, pero demuestra – al menos esa es mi opinión – que escaseaba la confianza. Lo confirma, por ejemplo, el comentario que leí hace tiempo de Mark Snow (compositor de la música) en el que daba fe de la cara de asombro de los productores de la Fox cuando Carter y él mostraron la sintonía por primera vez. Aunque Carter se mostrara inflexible y se negara a negociar ese punto, meses más tarde los mismos temerosos lucían una sonrisa de confianza y repetían una y otra vez que nunca jamás habían dudado del éxito de la sintonía. Había reparos y pocas ganas de arriesgar, como suele suceder cuando te estás jugando dinero. La jugada para atraer más público fue poco elegante, pese a que consiguió su objetivo final. Se buscó a un espectador interesado en el fenómeno ovni o en la ciencia ficción, para servirle después una serie de misterio que a la larga dejaría el tema ovni, para centrarse en extraterrestres y conspiraciones para encubrirlo.

La cortina de humo que tejieron funcionó y durante los primeros episodios vimos como los agentes del FBI iniciaban un flirteo con ovnis y demás fenómenos casi extraterrestres. Por fortuna, Chris Carter tenía en mente una segunda fórmula para que no quedara todo en manos de platillos volantes y conspiraciones más allá de toda credibilidad. Siguiendo un formato extraño, poco visto y aunque no nuevo, la serie tomó dos líneas de desarrollo: la que continuaba la trama de la conspiración o mitología, y el resto de episodios en los que simplemente se debía investigar un caso. Estos últimos fueron conocidos como los episodios “del monstruo de la semana.” La serie estaba montada y definida sobre la base de un misterio que se debía investigar y descubrir. Ahora sólo faltaba apuntalar dos temas relevantes: guiones razonados y coherentes y, en segundo lugar, definir correctamente a los personajes dentro de las historias.

Con toda seguridad, los guiones tuvieron altos y bajos muy remarcables. Dentro de la primera temporada cohabitan algunos experimentos y desaciertos en medio de episodios memorables. Antes que nada, deseo dejar bien claro que opino que las historias se deben medir en función de unos parámetros temporales y espaciales. No podemos juzgar de la misma forma un guión de la primera temporada que de la sétima. Sería demasiado injusto. Muchas historias fueron concebidas, precisamente, para sentar las bases de la serie. Entre esos objetivos destacaba el hecho de instar a los espectadores a dudar entre lo que opinaba Mulder, como representante del lado más fantasioso y lo que opinaba Scully, como figura científica y persona más racional. Aunque no nos engañemos, el punto de vista que debía interesar al espectador y el lado que preferían la mayoría de historias era y fue el de Mulder.

Mulder es siempre un protagonista famélico en las historias. El espectador ve lo que está sucediendo y sabe quién tiene razón. No quiero extenderme demasiado en este aspecto porque podría ser un argumento para otro artículo. Baste remarcar que, ya desde un buen principio, Scully personifica la voz de la razón y del sentido común dentro de un cúmulo de historias que tienen poco de racional. En ese aspecto el personaje femenino sostiene a la temporada y actúa de faro para que los guionistas no se vayan demasiado al terreno de la fantasía y las historias y guiones se dejen atar.

Los buenos guiones de esta temporada forman parte, en su mayoría, de la mitología, aunque existen excepciones como el personaje de Tooms (Monstruo de la Semana) o el bicho del episodio #1x07 Hielo. El resto de monstruos no brillan tanto como en la segunda o tercera temporada. No hay que reprochar nada. Siempre he sostenido que las primeras temporadas de cualquier serie acostumbran a ser algo ingenuas, porque se acaban por decir o hacer cosas que a la larga, cuando mejores o peores historias han desfilado y los personajes se han hecho mayores de edad, sonrojan y lucen demasiado inocentes. Expediente X no es ninguna excepción. Demasiados capítulos tratan de antiguos conocidos, novios olvidados y ex compañeros de trabajo. Todo ello sazonado con algunos clichés que son un pretexto para los actores y guionistas, que buscan la forma de adaptar los personajes e ir sacándoles el brillo que se verá más adelante. Se intentaba establecer una química entre los dos compañeros de trabajo y el público. Opino que, eso por lo menos, sí se consigue en esta primera temporada. ¿Tanto para encandilar? Seguramente hoy, si se repitiera la fórmula, no estoy seguro de que funcionase. En 1993 sí que lo lograron.

Una de las claves de la popularidad, bajo mi punto de vista, fue no dar demasiada importancia a la conspiración y sí al monstruo de la semana. Las simplicidad de las historias de monstruos ayudó a que los espectadores digirieran mejor el contenido. Si se hubieran excedido en la complejidad de la conspiración, muchos espectadores habrían huido agotados, como a la larga sucedería con la serie a partir de la sexta temporada. La clave en esta temporada reside en que, aunque ingenuas, las historias malas se entienden perfectamente.

¿Cuáles fueron los motivos que hicieron de la serie un éxito? Como ya dije anteriormente, el trabajo de los guionistas y los actores con los personajes, probablemente sea el mayor responsable. Pocas veces antes, una serie había tenido dos únicos protagonistas principales, un hombre y una mujer. No al menos en series dramáticas. Un mal paso podía dar al traste la delgada línea entre el acierto y el traspiés. Con un creador y varios escritores, dos actores y dos protagonistas; las historias fueron parte de la clave, tanto la idea de la conspiración como las ganas de ver un misterio paranormal o de ciencia ficción. La pantalla nos mostró lo que verdaderamente había: una serie promesa (con muchos temas abiertos a la interpretación) en estado algo virgen y que se ceñía a los personajes y sacrificaba la acción a favor del misterio. La serie invitaba al espectador más inteligente y al más simple, sin necesidad de que se pudieran reprochar nada. Ambos tipos de espectador lograban sorprenderse y eso captaba la atención de un público de amplio espectro y muy heterogéneo. Los había que preferían el misterio, otros la conspiración, algunos la forma en que se explicaban las historias y muchos la manera en que cohabitaban de forma extraña misticismo e inteligencia.

La entrada de un personaje como “Garganta Profunda” ofrece una perspectiva única, aunque no tendrá demasiada continuidad más allá de esta temporada. El confidente de Mulder empieza a relacionarse con él antes que su enemigo, el Fumador, quien robará ese protagonismo para instaurar una especie de reinado como antagonista a partir de la segunda temporada. Una vez desaparecida la principal fuente de información, el trabajo del agente del FBI tendrá que ser más correoso y difícil. Garganta Profunda colabora en establecer un serie de guiños entre los personajes y los espectadores. Pero el peso del personaje en sí resulta poco profético y demasiado mesiánico porque dispone de todas las respuestas que no sólo Mulder busca, sino también el espectador. Estábamos a un simple comentario de saber la verdad y los guionistas se vieron forzados a eliminarle.

A diferencia de muchas historias de ciencia ficción donde el protagonista recibe los conocimientos o la información y sólo necesita pruebas. Mulder deberá buscar tanto las preguntas como las respuestas. El nivel de dificultad es enorme y forma parte del hilo argumental que se entrevé por encima de los episodios. Al espectador se le presenta una conspiración y un juego de episodios para intentar resolverla, como si fuera una puzzle a base de pequeños destellos cada semana. La intriga está servida y adornada con episodios fáciles y una promesa de misterio que se desarrollará, especialmente, a partir de la segunda y tercera temporada.

Los mejores episodios de la primera temporada tienen que ver la mitología de la serie. Destacaría principalmente estos:

1x01 Garganta Profunda (Conspiración)
1x02 Escurridizo (Monstruo de la Semana)
1x07 Hielo (Monstruo de la Semana)
1x09 Ángel Caído (Conspiración)
1x12 Más Allá del Mar (Monstruo de la Semana)
1x16 Ente Biológico Extraterrestre (Conspiración)
1x23 El Frasco de Erlenmeyer (Conspiración)


¿Qué tienen en común estos episodios para que destaquen? Son prototipos, por no decir estandartes, del tipo de guión que requiere la serie. Contienen suspense y un misterio interesante que hay que resolver en el que los personajes, Scully o Mulder, son llevados al límite. En segundo lugar, los personajes se desenvuelven con mucha naturalidad dentro del guión y se muestran coherentes y fieles ante los eventos. Mulder lucha por descubrir una verdad que desafía la lógica o que demuestra sus creencias, mientras que Scully intenta alumbrar la historia desde el punto de vista científico. Una última característica importante que tienen en común estos episodios es que disponen de dos tipos de finales, uno abierto para la historia y otro cerrado para los personajes. Como ejemplo, en el episodio 16 Mulder llega tarde al lugar donde está el extraterrestre y el episodio termina, aunque todos sabemos que tendrá otras oportunidades más adelante. El episodio concluye mal por norma, pero la historia siempre queda abierta.

Resumiendo, se trata de una temporada con dudas y algunas pruebas en las que se empieza a discernir el tipo de historias que irán cuajando durante el resto de la serie. Los personajes nacen bien definidos y lo interesante será ver el proceso de relación que establecen entre ellos y que forma uno de los pilares donde se sustenta el éxito de la serie. Abundan las historia de monstruos, en detrimento de la conspiración. La conspiración nace del fenómeno ovni y de las abducciones hasta engrosar la idea con extraterrestres y conspiraciones gubernamentales. Tal vez los guionistas tuvieron problemas en encajar a un personaje como Garganta Profunda y por eso frenaron la creación de guiones de la mitología. Lo mejor de la primera temporada fue la expectación que generó en un tipo de público muy variado, lo peor tal vez la ingenuidad de los comienzos y la prudencia del equipo de producción. Lo que es innegable es que la aparición de la serie supuso un hito en la historia de la ciencia ficción del que todavía se hablará durante años.



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