sábado, julio 15, 2006

De Esta También Nos Levantaremos


El primer editor de Asimov le dijo que tardaría más de 10 proyectos en lograr publicar una historia en su revista. Con algo de suerte, sólo necesitó cinco intentos para que aquel hombre se comiera sus palabras. ¿Cómo lo logró? Simple. Observando la realidad.

Trabajando para una universidad tuvo acceso a un buen número de cartas en las que gente normal y corriente expresaban su malestar por el continuo avance de la ciencia en aquella época. Tenían miedo al progreso; los avances científicos les producían vértigo y una poderosa sensación de pérdida de control y degradación moral encendía sus temores más íntimos. El mundo avanzaba más rápido de lo que lo había hecho nunca y muchos parecían incapaces de aceptar el desafío de una realidad tan efímera y cambiante.

"Con el tiempo, cuando esta borrachera tecnológica termine, las aguas volverán a su cauce; como siempre ha sido y como debe ser"

"Me decepciona ver como la industria de Hollywood suple sus carencias y se vende por treinta monedas de plata, que es el valor de la factura de un estudio de animación digital"

Asimov escribió una historia corta que trataba de la obcecación de un científico trabajando para una sociedad incapaz de aceptar el avance de la ciencia y que rechazaba su trabajo. Al final, los frutos de este personaje calan tan hondo en la colectividad que vuelven a abrazar los esfuerzos y avances de la comunidad científica y a potenciarlos como parte de su cultura. Partiendo de un tema simple: el miedo al cambio; el escritor americano alcanza un objetivo ambicioso para cualquier escritor; alzarse como observador de una conducta humana y hablar de ella bajo un prisma personal en el trasfondo de una aventura imaginaria. La clave reside en que el tema elegido por el escritor era y es universal. Pudo aplicarse en mil novecientos treinta y ocho, como también pude aplicarse hoy en dos mil seis. No importa si se escribe en clave de ciencia ficción o novela realista; en ambos casos el tema trasciende la anécdota.

La ciencia ficción no es un reducto de consumidores que desean ver naves espaciales y batallas galácticas por encima de cualquier otro elemento. Tampoco es un género en el que los medios o recursos puedan superar al contenido que los autores van a mostrar. En otras palabras, la ciencia ficción no puede ser un disfraz que ayude a tapar las carencias de escritores o guionistas; aunque es precisamente eso lo que parece desde hace algunos años. Últimamente nos hemos visto obligados a soportar una batería de películas en las que los efectos especiales priman por encima de todo rastro de cordura o reflexión, y logran encandilar a aquellas personas que sólo desean distraerse viendo una película. No me parece preocupante, aunque admito que me decepciona ver como la industria de Hollywood suple sus carencias y se vende por treinta monedas de plata, que es el valor de la factura de un estudio de animación digital. Esas treinta monedas se rentabilizan con cierta facilidad y prima la ley del mínimo esfuerzo. ¿Quién nos lo iba a decir hace veinte años? Que los efectos especiales iba a ser lo más sencillo de producir.

Como decía antes; no me parece preocupante el fenómeno de los efectos especiales porque, con el tiempo, “volverán las historias a nuestros balcones su nidos a colgar”. Sospecho que es una mala racha, como sucede en todos los campos y como sucedió en la literatura de ciencia ficción americana durante los años cuarenta y cincuenta, que se llenó de naves espaciales y viajes en el tiempo. Pongamos dos ejemplos, cada uno en un extremo de la balanza. Tenemos “Matrix” en primer término; una película con contenido que hace un uso intensivo de la tecnología digital. Pongamos en el segundo extremo a “Van Helsing”, un bodrio de historia que no sólo insulta al personaje sino a los seguidores y lectores de literatura fantástica.

Matrix es un ejemplo del uso de la tecnología al servicio de una historia. No negaré que quizás sobreactúan algunas veces, pero existe una reflexión profunda alrededor de la historia; tan antigua como Platón o Calderón de la Barca, ¿La vida es sueño? Por otro lado tenemos “Van Helsing” ¿Alguien podría explicarme si quisieron decirnos algo con esa película? Yo creo que la hicieron simplemente para divertirse y ganar dinero; unos monstruos por aquí, dos efectos por allá y tenemos un taquillazo asegurado. Nada importó a los responsables de la película destrozar a un digno personaje de literatura fantástica. Ni siquiera pidieron perdón.

Por lo menos, hoy ya disponemos de la tecnología y esta cada vez será más y más barata y fácil de producir. Con el tiempo, cuando esta borrachera tecnológica termine, las aguas volverán a su cauce; como siempre ha sido y como debe ser. Volveremos a disponer de temas e historias interesantes bajo el prisma único y casi ilimitado de la ciencia ficción. Disfrutaremos de historias de amor, de terribles venganzas, de atroces injusticias y volveremos a iniciar la rueda en el mismo lugar donde la dejamos. Saldrán nuevos escritores con ideas nuevas y con un amplio bagaje que, como Asimov hace setenta años, percibirán un tema y dispondrán de los medios para hacer una presentación digna.


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